EL INTERVALO Y LA MELODIA. EL ACORDE Y SUS ORIGENES: LA ARMONIA.
EL INTERVALO.
"En la teoría musical, los intervalos se miden contando la nota de la cual se parte y a la cual se llega. Hablamos pues de la distancia entre una y otra nota. Naturalmente el problema está en esta cuenta. A veces se habla de un tono entre una nota y otra y otras veces de un semitono. Si tomamos como unidad fundamental el semitono y aplicándolo a la escala de do, es decir la que contiene las notas "do-re-mi-fa-sol-la-si-do", la que no usa las teclas negras, podremos encontrar los intervalos:
- de segunda, do-re
- de tercera, do-mi
- de cuarta, do-fa
- di quinta , do-sol
- de sexta, do-la
- de séptima, do-si
Si por ejemplo tenemos un do y un sol, el intervalo será de una quinta ya que se cuentan cinco notas - do, re, mi, fa y sol-.
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En el compás 1 podemos ver que entre Do y Mi hay tres notas que son Do - Re - Mi; con lo que el intervalo es de tercera. En cambio, en el compás 2 hay cuatro notas entre Mi y La que son: Mi - Fa - Sol - La; con lo que el intervalo es de cuarta.
El intervalo entre una nota y si misma no se llama "primera" si no "unísono". También se pueden encontrar otros intervalos más allá de la octava. Los más habituales son los de novena, décima, undécima y decimotercera.
En la armonía clásica o tonal, que es la más conocida ya que también sirve para escribir canciones, jazz, flamenco, pop, etc., se supone que cada composición posee una tonalidad de base (en general se trata del acorde con el que termina el coro o ritornello) y todos los acordes utilizados en la pieza se consideran siempre en relación con la tonalidad básica.
Pero también es posible conocer estas notas por un "nombre". El primer grado es la tónica, porque es el que indica la tonalidad. El segundo grado es el sobre tono. Luego está la modal o tercera ya que es la que define el modo mayor o menor de la tonalidad. El quinto grado se llama dominante, porque en la armonía clásica es el más importante después de la tonal. El cuarto y sexto grado son respectivamente la subdominante y la sobredominante, y el séptimo grado es la sensible. Si hablamos de la "séptima de dominante" nos referimos a la nota que tiene un intervalo de séptima con el sol, que es la dominante del do, es decir, un fa.
¿Qué son los intervalos mayores y menores?
Si continuamos trabajando con la escala de do, nos encontramos con que el intervalo do-mi y el de mi-sol, son terceras, sin embargo al oído suenan muy diferentes. En el caso que observáramos las notas en un piano o en una guitarra, nos daríamos cuenta que en el primer caso hay cuatro semitonos entre las notas y en el segundo solamente tres. El primer intervalo se define como de tercera mayor y el segundo como de tercera menor.
Pero no todos los intervalos tienen esta diversidad, por ejemplo, las octavas son siempre iguales, y lo mismo sucede con las cuartas (con una excepción). Cuando los intervalos son de este tipo se llaman justos.
¿Cómo suenan al oído los intervalos?
El intervalo de octava no forma prácticamente ningún acorde y el de quinta, aunque ya de la idea de un acorde, suena muy natural a nuestro oído.
Los intervalos de tercera y sexta (ya sea mayor o menor) son en cambio muy densos y dan la idea de un acorde. Estos intervalos se utilizan generalmente cuando se tiene una segunda voz que corre paralela a la melodía en una obra. Hay que tener en cuenta que la "densidad" depende además del hecho que dentro de la melodía no siempre existe el mismo intervalo, o sea que cada tanto nos podemos encontrar uno mayor o uno menor. Es decir, las dos voces casi nunca cantan la misma melodía.
Los intervalos de segunda se consideran disonantes, sobre todo la segunda menor que consiste en tocar dos notas que se distancian de un semitono. En cambio, el caso del intervalo de séptima es diferente. La séptima menor siempre tuvo un lugar importante dentro de la armonía clásica, probablemente por la influencia del acorde de séptima dominante (que es en efecto una séptima menor). La séptima mayor, es decir la que en los acordes se señala como "7+", sí tiene un tono disonante, pero el oido ya se ha acostumbrado, ayudado por la gran distancia entre las dos notas y viene usado habitualmente en la música moderna.
Finalmente nos queda el intervalo de cuarta. Fue definido por los antiguos griegos como "el mejor" (y curiosamente cuando Mozart era un niño dijo lo mismo) pero hoy se ha perdido un poco su uso. Al escucharlo se tiene la impresión de estar escuchando música con un vago sabor oriental.
LA MELODIA.
La melodía es el elemento musical más espontáneo: surge de un impulso, de una inspiración puntual. Proporciona además una enorme cantidad de información sobre el estilo, pulsación, carácter, movimiento, timbre, etc.
El origen de la melodía es el lenguaje hablado, ya que, como en éste, la entonación que se da a cada frase es determinada por su intención expresiva. También como en el lenguaje hablado, en una melodía pueden diferenciarse dos componentes principales: la línea melódica (entonación) y el ritmo. Así, cada autor puede dar a su obra el carácter que quiera (apacible, enérgico, vivo) en función de los intervalos entre notas y el ritmo de éstas. Puede ser apacible como en la sonata Para Elisa de Beethoven o más vivo o impulsivo, como la Pequeña Música Nocturna de Mozart." (AA. VV., www.el-atril.com)
"Es precisamente, esa relación entre entonación y ritmo lo que ha propiciado que la literatura haya inspirado a muchos autores a la hora de componer, sobre todo en el caso de la poesía, por la sonoridad del ritmo y la rima, propiciando que haya sido uno de los géneros más musicalizados.
En una melodía conviven con gran frecuencia la alternancia entre el movimiento conjunto y los saltos entre notas." (Martí, Merixtell, 2006)
"La música occidental tiene su punto de partida en la denominada “monodia” o “melodía gregoriana”, en la que el texto litúrgico determinaba y marcaba tanto el sentido como el ritmo de la melodía. A partir del siglo IX esta monodia se fue convirtiendo en fundamento de la primera polifonía." (Navarro, Joaquín, 2002)
EL ACORDE Y SUS ORIGENES: LA ARMONIA.
"El acorde es una entidad sonora vertical o simultánea formada por tres o más sonidos que se producen al mismo tiempo. Su origen histórico radica en la superposición de diferentes líneas horizontales o melódicas y tiene su inicio en la polifonía primitiva de la Edad Media.
Sin embargo, el compositor no desarrolla plena conciencia del acorde como entidad independiente hasta la llegada del Renacimiento, a través de la polifonía vocal, alcanzando su cima con Giovanni Pierluigi da Palestrina (30 de septiembre de 1525 - 2 de febrero de 1594), compositor italiano renacentista de música religiosa. Se van produciendo cambios en la manera de componer, favoreciendo la aparición del concepto actual del acorde y la armonía, como una finalidad en sí mismos.
Así las cosas, un músico y teórico del siglo XVI. Gioseffo Zarlino, en su tratado Institutioni Harmoniche de 1558 enunció una teoría que cambiaría el curso de la historia de la música: según esta teoría el sonido musical consta de una suma de sonidos parciales o armónicos que se funden en una sonoridad compacta. Estos sonidos parciales se forman según un orden y una proporción siempre invariables." (Navarro, Joaquín, 2002)
"Los acordes son grupos de notas que forman intervalos de 3ª que cantamos o tocamos de forma simultánea. Se representan escribiendo las notas verticalmente, una sobre otra." (Martí, Merixtell, 2006)
"En ese momento es cuando el compositor se da cuenta de que tiene en el acorde un nuevo y poderoso elemento musical para utilizar, pero cuyo uso era necesario regular; de este modo nacieron las leyes que pautan el funcionamiento de los acordes, así como sus posibilidades de enlace, que irían configurando poco a poco la ciencia de la armonía.
La llegada de este nuevo estilo de melodía acompañada, así como el nacimiento del bajo continuo como soporte grave de aquella, fue modulando la costumbre de utilizar cuatro voces fijas en la composición; dos de ellas, la melodía y el bajo, que contenían la estructura fundamental de la obra, mientras las voces exteriores, y otras dos voces interiores, serían las que completaran la armonía. Como ejemplo, el Stabat Mater de Gian Paolo Dal Dosso." (Navarro, Joaquín, 2002)
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